sábado, 1 de noviembre de 2008

Reseña crítica

Después de la lectura del texto de Gardner, Howard, (2005). “La mente disciplinada” en: Las cinco Las cinco mentes del futuro. Un ensayo educativo. Barcelona: Paidós, pp. 23-40. Se hace necesario dar una replanteada a los conceptos fundamentales de este autor con la finalidad de abarcar panorámicamente sus principales postulados y de manera sencilla hacer una crítica del contenido.

La finalidad de este texto es invitar a los lectores a desarrollar la mejor manera de pensar de una manera disciplinada y es que da la impresión de que el ser humano no ha evolucionado durante milenios para desarrollar la capacidad de dar explicación del mundo que lo rodea. Mucho de esto se debe a que durante siglos la educación formal se ha caracterizado por su orientación religiosa y donde los alumnos están orientados a aprender oficios, traducir textos, repetir conocimientos ya adquiridos.

Es pertinente hacer la distinción entre cómo se concibe la materia y qué se entiende por disciplina. Durante la educación inicial se concibe que estamos estudiando materia entendida como memorizar un gran número de datos, fórmulas y figuras que se nos proporcionan en los libros. Mientras tanto, una disciplina es una manera característica de concebir el mundo en diversos enfoques, por ejemplo como se entiende el mundo a través de las matemáticas, historia, geografía, y dar respuestas razonadas basándose en éstas ciencias o disciplinas.



Por eso, hay que decir que, la formación de mentes disciplinadas se realiza mediante la identificación de intereses y dones compartidos, la demostración de formas de pensar, la realización con éxito de ciertas tareas dando una retroalimentación útil y oportuna sobre trabajos realizados en una disciplina y superando sucesivas dificultades en el camino hacia el dominio de una disciplina.

Conseguir una mente disciplinada requiere 4 pasos:
1) Identificar temas o conceptos verdaderamente importantes dentro de la disciplina.
2) Dedicar a estos temas el tiempo necesario.
3) Abordar los temas de varias maneras.
4) Establecer unas demostraciones de comprensión y dar abundantes oportunidades a los estudiantes para que revelen su comprensión en una variedad de condiciones.
Para dar razón de su avance, tanto el enseñante como los estudiantes debe esforzarse por demostrar su comprensión. La única manera fiable de determinar si un estudiante ha llegado a una verdadera comprensión es plantearle una nueva pregunta o un nuevo misterio, algo sobre lo que no hayan recibido formación. De ahí que, la ausencia de pensamiento disciplinario es importante pues si el alumno carece de formas complejas y sutiles de pensar, la persona carece, básicamente de instrucción: en el fondo su manera de concebir el mundo físico, el mundo biológico el mundo humano o el mundo de la creación artística no se diferencia de la de quienes no han recibido ninguna educación. Los estudiantes que carecen de pensamiento disciplinario se quedan encallados en el nivel intelectual de los antiguos bárbaros.
Debemos tomar en cuenta dos consideraciones 1) actualmente podemos acceder de una forma casi instantánea a prácticamente cualquier clase de información y, 2) en el proceso de adquirir un método disciplinado para abordar temas de importancia, es indudable que la persona también adquirirá información útil. Por ende, la alfabetización cultural tendrá más solidez y flexibilidad porque se habrá adquirido en un contexto significativo y no como parte de la memorización forzada.
Pero la razón más importante para fomentar la comprensión disciplinaria es que al final su logro genera el deseo de querer más; se aviva el deseo de lograr una comprensión más amplia y más profunda. Por eso, podemos decir que, una persona es disciplinada en la medida que haya adquirido unos hábitos que le permitan realizar un avance constante, y en esencia perpetuo, hacia el dominio de una técnica, un arte o un corpus de conocimiento

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